domingo, 8 de marzo de 2009

el día internacional de la mujer

Pues resulta que hoy es el Día Internacional de la Mujer… me pregunto si me debería sentir orgullosa, honrada o caminar por la calle cual si flotara mirando a los hombres hacia abajo.

La verdad es que ninguna de las anteriores. A riesgo de que las feministas me agarren a golpes, patadas o por lo menos insultos, declaro que esto de tener el “Día Internacional de la Mujer” me parece algo así como dar atole con el dedo.

Me explico, si me dijeran que estoy ya resolvió los problemas de desigualdad, los abusos, las agresiones, etc. Entonces lo celebraría. Pero creo que eso no ha sucedido.

Luego vienen y me dicen que hemos logrado otros avances, por ejemplo las regulaciones que exigen dar un porcentaje a “minorías”, entre ellas las mujeres. Entonces las listas de candidatos de un partido político deben estar compuestas al menos en un 30% por mujeres. No nos engañemos, eso no es igualdad, ni equidad de género, ni reconocimiento a las capacidades, ni ganar espacios. Es, una vez más, un paliativo.

A mí no me interesa, ni me satisface, que me den un lugar por la mera casualidad genética de ser mujer. Eso no me hace más o menos capaz que un hombre y me parece que eso de poner a alguien por un asunto de género dejando fuera a alguien con el talento y conocimiento necesario es darle en la torre a nuestras instituciones.

De hecho, una vez me ofrecieron ser candidata a diputada, porque claro necesitaban mujeres para rellenar la lista. Por un minuto me visualicé sentada en una curul y ¡me dio terror! Creo que sería una de las peores diputadas de esta ciudad y miren que hemos tenido malos legisladores.

Me parece también un poco fuera de lugar llamar “minoría” a un grupo que conforma el 50.9% de la población, es una bonita forma de hacernos menos.

Creo que ya quedó relativamente claro que no soy feminista. De hecho me molestan sobre manera las personas que creen que merecen distinciones, favores y caravanas por un asunto de cromosomas, que gritan por la vida que quieren igualdad, que se ofenden si les abren la puerta del coche o les ceden el asiento. Pero su concepto de “igualdad” significa yo soy mejor y merezco más.

No señores, a mi me gusta que me consientan y me traten bien, que me inviten a comer y me regalen flores. Lo cual no me impide de vez en cuando tener detalles con mis amigos, incluso de pronto hasta pagar la cuenta. Tengo cambios de humor propios del género y hay días que no me aguanto o me dan ganas de llorar, ante lo cual ando cual gatito buscando cariños y abrazos, cosa que no sé por qué me haría menos.

Disfruto muchísimo actividades “de hombres” como el futbol soccer (verlo y jugarlo), el americano (que nunca jugué porque alguien decretó que no era para niñas), pasar fines de semana completos en autódromos entre coches y mecánicos. Y saben qué, tampoco me siento menos femenina por ello.

No me considero mejor ni peor que “los hombres” en general. Conozco personas de ambos géneros brillantes y otros que creo que se equivocaron de especie. Pero la inteligencia y la estupidez me parecen por igual propias del ser humano, sin importar si es hombre, mujer o quimera.

Hay sólo dos cosas que me queda claro son prerrogativas de las mujeres:
  1. Parir (cosa que no he hecho y me da terror)
  2. Por supuesto, lucir una falda muy corta

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